El Pecado Venial

Para comenzar y explicar el pecado venial, definamos la palabra principal “Venial” surge de la palabra venia, que expresa perdón, y apunta al más fácil perdón de este tipo de faltas, se consignan no exclusivamente en el privilegio sacramental sino también por otros medios.

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En las enseñanzas de Santo Tomás, se toma el pecado venial es un desorden en las cosas, un empleo erróneo de las fuerzas para caminar hacia Dios, pero en el que se conserva el fin fundamental: los pecados que incurren en el desorden para llevar al fin último.

 

Para la iglesia católica el pecado venial, es aquel que se comente en el pleno desconocimiento de la falta que se desarrolla. También llamado pecado ligero, es una negligencia, tropiezo o vacilación en el seguimiento de Cristo. El sujeto no rompe la relación con Dios, aunque sí la debilita. La persona que no lucha contra este tipo de pecado queda expuesta al pecado mortal. Quien comete un Pecado venial es como el viajero que simplemente hace una desviación, un pequeño rodeo, pero sin perder la orientación fundamental hacia el punto donde se dirige. Uno de los Pecados Veniales más comunes tenemos a las muy famosas mentiras blancas o mentirita, también están los pecaditos, el tomar el pedazo de torta más grande, así sea como instinto, ósea sin pensarlo se considera que se esta cometiendo pecado venial. Entre los efectos de este tipo de pecado tenemos que debilita la caridad, posee un afecto desordenado a bienes creados, impide el ascenso del alma en cuanto al ejercicio de las virtudes y la práctica del bien moral, merece castigos temporales, el pecado que es ejecutado de forma deliberada y que persiste sin arrepentimiento, debilita al sujeto poco a poco llevándolo a cometer alguno de los pecados mortales.

 

El Papa Juan Pablo II explica: el pecado venial no priva de la gracia santificante, de la amistad con Dios, de la caridad, ni por lo tanto, de la bienaventuranza eterna. La confesión o el acto de reconciliación reponen la relación con Dios, pero no libera del hecho de tener que pagar en el purgatorio el daño causado.

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